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sábado, 23 de febrero de 2008
She's so magical!
2/23/2008 | Publicado por
Ginger
No me cae bien. No puedo evitarlo, es una de esas chicas odiosas. Es casi tan odiosa como la propia palabra. No puedo evitarlo. No puedo.
Detesto a esa mentira con sus pequeñas patitas de alambre y su melena rubia postiza. Es un títere de dietas, de la moda, de los tiempos... . No piensa sin permiso, ni siente sin pensar en lo que su padre le aconseja que sienta.
Una vez la acompañé de compras:
-¿Sabes? que no lleves una 34 no significa que seas gorda -me dijo, como para consolarme.
-Ya lo sé -mientras la miraba asombrada.
-Ah, ¿ya lo sabes? -ella también se asombró.
-Pues sí, porque yo no llevo una 34, y no estoy gorda.
Y me miró aún más sorprendida.
-Y, que midas un metro y medio, no significa que seas una enana -le dije yo para sacarla de su asombro.
Y ahora la veo por la calle, siempre demasiado tarde. Tarde incluso para girar la cabeza, siempre nos encontramos de frente y de sopetón.
Y pasa como transportada, un par de centímetros por encima del suelo. Es tan poquita cosa, y siempre hace como que no me ve.
Y la verdad es que me fascina mucho más ahora que me desprecia. Me encanta su descaro. En serio, ahora me cae mejor. Pero mucho mejor.
Detesto a esa mentira con sus pequeñas patitas de alambre y su melena rubia postiza. Es un títere de dietas, de la moda, de los tiempos... . No piensa sin permiso, ni siente sin pensar en lo que su padre le aconseja que sienta.
Una vez la acompañé de compras:
-¿Sabes? que no lleves una 34 no significa que seas gorda -me dijo, como para consolarme.
-Ya lo sé -mientras la miraba asombrada.
-Ah, ¿ya lo sabes? -ella también se asombró.
-Pues sí, porque yo no llevo una 34, y no estoy gorda.
Y me miró aún más sorprendida.
-Y, que midas un metro y medio, no significa que seas una enana -le dije yo para sacarla de su asombro.
Y ahora la veo por la calle, siempre demasiado tarde. Tarde incluso para girar la cabeza, siempre nos encontramos de frente y de sopetón.
Y pasa como transportada, un par de centímetros por encima del suelo. Es tan poquita cosa, y siempre hace como que no me ve.
Y la verdad es que me fascina mucho más ahora que me desprecia. Me encanta su descaro. En serio, ahora me cae mejor. Pero mucho mejor.
Etiquetas:
Yo y mis circunstancias
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