viernes, 28 de septiembre de 2007

postheadericon Sin previo aviso

Mientras una marea de anónimos me obsequiaba amablemente con comentarios sobre cómo corregir mi ortografía o cómo endulzar mi carácter, algo arisco y amargo, por mi propio bien y su buena voluntad, yo en lugar de atender tan altruistas y conmovedores requerimientos, he estado de viaje y he dejado desatendido este blog sin previo aviso. ¡Encima desconsiderada!

Acabo de regresar de Varsovia vía Brussels Airlines. Asiento 18D, que venía a ser casi el último del avión, porque era uno de esos pequeñitos y cucos. Y eso es todo lo que habría podido decir del trayecto, si todo hubiese salido como esperaba, porque mi intención era dormir ó durmir (como gusten los señores lectores).

Desquiciada de tres días de reuniones interminables y de desarraigo culinario, me senté en mi sitio con la esperanza de que nuestro avión no se estrellase en una isla desierta con osos polares. Al otro lado del pasillo se sentó un chico belga con media sonrisa en la cara, en plan modelo. Y yo allí, esperando que no hubiese osos polares en la isla desierta.

El avión despegó y el chico sacó un libro y se puso a leer. Yo saqué mis gafas de sol y cerré los ojos.
Pensé en inclinar un poco el asiento, pero detrás de mí estaba la última fila me dió pena invadir el espacio personal de un hombre indefenso.
No debió pensar, o debió pensar otra cosa, el individuo de los cascos Bosé. Era un hombre de unos 45, de pelo blanco, pero sin síntomas de calvicie ni caspa. Su cabeza me aplastó el cuello durante todo el viaje. Y él pudo exhibir su cuero cabelludo durante dos horas. Debí haber simulado una respiración muy fuerte y haber soplado en su cabeza como forma de mostrar mi disconformidad, pero no lo hice. No se me ocurrió. Las buenas ideas nunca aparecen en el momento adecuado.

En busca de oxígeno giré la cabeza hacia el pasillo. El belga estaba durmiendo. Estoy convencida de que su libro era uno de esos de lectura apasionada y que el pobre chico, no había podido soportar la presión de la trama y la presión atmosférica a la vez y había caído rendido.

Mientras tanto, atrás comenzó la acción. Noté que mi asiento se movía, alguien estaba sacando algo del bolsillo trasero. Después extendieron la mesita plegable. Después la volvieron a plegar. A continuación rebuscaron un poco más en el bolsillo, con más brío e insistencia. Rebuscaron más. Y después rebuscaron un poco más aún. Me sorprendí bastante de su persistencia. Con el tamaño del bolsillo, lo más probable es que la lámpara de araña que buscaba no se encontrase allí o tal vez lo que murmuraba era el conjuro equivocado y sólo conseguía que salieran candelabros, linternas, antorchas... . No sé.

Averigüé que en realidad se trataba del montaje de un centro de operaciones. TRES archivadores de oficina abiertos (uno encajado en el bolsillo trasero, otro entre los reposabrazos y otro sobre sus piernas) y el ordenador portátil.

Cuando el piloto dijo que íbamos a aterrizar el corazón me dió un vuelco y a continuación volvió a su posición y tamaño habituales a medida que el asiento delantero descomprimía mi cuerpo. Conforme descendíamos la presión de la cabina se hizo más soportable y el chico belga despertó de su letargo y sacó su libro y su media sonrisa. Ahora me parecía un poco idiota porque empezar a leer cuando vas a tener que parar a los 3 minutos me parecía tonto. Pero el pensaba que le daba un aire intelectual o algo así. Se le notaba por la media sonrisa.

De repente el avión hizo un ruido extraño y comenzó un descenso bastante turbulento y precipitado. Pero ahora que sabía la verdad sobre el belga, ya no quería que se estrellase en ninguna parte. La gente se agitó un poco. Pero él no se inmutó.
Todo volvió a la normalidad. Y el belga siguió leyendo con media sonrisa de intelectual de pose en la cara. La gente miraba por las ventanas. Pero él fingía que la misma lectura que le había provocado somnolencia en tres párrafos, se había convertido súbitamente interesante en el cuarto. La gente se quitó los cinturones y sacó las maletas. Pero él no se movió. Puede que todavía esté allí sentado en el 18C, leyendo.

Yo ya no leo. Ni fumo. Fumar es malo para la salud y eso. Dicen que te mata por dentro. Que te destroza los pulmones y eso. No es que me parezca mal. Respeto a la gente que lo hace. Sólo que no me apetece pagar para tener una muerte lenta y prematura. Tal vez si fuera gratis.
miércoles, 19 de septiembre de 2007

postheadericon Rompiendo fronteras

Ayer comencé a ultimar los preparativos. Tenía pantalones elegantes, tenía faldas cortas y no tan cortas, tenía chaquetas, tenía vestidos y tenía zapatos aceptables. Necesitaba urgentemente un par de jerseys. La alternativa de vestir las faldas a modo de top de línea premamá (ahora tan de moda) era sin duda, un reto nuevo y apasionante. Aunque tal vez demasiado arriesgado para mi carácter más bien conservador y estiradillo.
De manera que, encaminé mis pasos con mami al único lugar donde siempre encuentras lo que buscas no importa tu edad, no importa tu estilo, no importa tu talla, importa tu sueldo. Yo no tengo sueldo. Pero mami sí. ¡Bienvenidos señores clientes al Corte Inglés!
Ayer (leed atentamente), se conjugaron todas las fuerzas físicas y metafísicas del cosmos, propiciando una alineación perfecta de 90º exactos de los astros de todo el Universo sobre mi signo.
Y ocurrió lo inaudito: encontré tras una búsqueda de 22 años la única camisa que no me hace parecer un monaguillo-albañil.
Os preguntaréis ¿sólo ocurrió eso después de que los astros de todo el Universo se alinearon perfectamente sobre mi signo? No. Claro que no, para eso habría bastado con una alineación cualquiera de inclinación comprendida entre los 120 y los 45º.
El prodigio fue mayor: TODAS las camisas me quedaban bien.

Conclusión: la ropa de MNG está bien. Pero utilizan modelos de chicas tristes para hacer sus patrones, de manera que, aunque sea la talla 100, esa ropa está hecha tomando como referencia la forma de chicas sin chicha ninguna. Probablemente, todas sean budistas o actrices frustradas y por eso las pobres nunca tienen apetito.
Todo lo contrario que yo, una chica feliz donde las haya, de carácter mundano y entregada a lo terrenal. Es más probable que muera de remordimiento que de abstinencia.
No sé cómo no lo descubrí antes, si hasta el nombre es toda una declaración de intenciones: Caramelo ha resultado ser una marca dulce e hipercalórica, para chicas como yo.

Nunca más la camisa será una prenda vedada en mi armario. Así soy yo, rompiendo fronteras.
domingo, 16 de septiembre de 2007

postheadericon ¡Hale!

Me comunican que las notas de mi examen ya se han publicado. Me comunican. Así que devuelvo la llamada y me comunican el resultado numérico de mi examen. 9.7

Y oficialmente me he convertido en una yuppie a los 22. Soy el sueño de cualquier padre hecho realidad. ¡HURRA!

He perdido parte de mi identidad, llevo estudiando toda la vida y me siento vacía. La suerte que tenemos los materialistas es que pronto rellenamos las oquedades del alma.
viernes, 14 de septiembre de 2007

postheadericon Primero un premio, después el mundo.


En mi sentida ausencia, Arwen, ha tenido la gentileza de concederme un premio. Al parecer la genialidad y el talento de la autora del blog no le han pasado inadvertidos a esta cazatalentos nata. Y es probable que tampoco le haya pasado inadvertido lo feliz que me hacen estas tonterías. Yo nací para esto. Fama, gloria y dominación de las masas. Este premio es el primer peldaño de mi retorcido plan.
¡Gracias Arwen! Realmente me alegra que hayas pensado en mí, te recordaré cuando controle desde la sombra el planeta. Tu acción no ha caído en saco roto.

La cuestión es que ahora tengo que pasar el premio a otros blogs. Sin embargo, como el BlogDayThanksgivingCeremonial tuvo lugar hace pocas entradas, voy a esperar un poco para continuar con esta cadena de poder exclusiva y excluyente. Además, así podré retocar el premio con el Photoshop durante unos días.

Ahora me voy a ver la nota de mi examen. Nos vemos pronto.
jueves, 13 de septiembre de 2007

postheadericon No estamos solos, ¿o sí?

Nunca es tarde para retomar tu blog si la dicha es buena. Aún no sé qué tan dichosa he de sentirme, porque aún no tengo la nota del examen que hice el lunes (me he tomado unos días por el estrés postraumático), pero no estaba dispuesta a permitir que el blog pasara a engrosar mi lista de abandonos (que en la actualidad se compone en exclusiva de actividades deportivas).

Lo que ocurrió durante el examen no es muy interesante la verdad, es una de esas experiencias cruciales y traumáticas en la vida de una persona:
Crucial en cuanto que esperas que el último examen de la carrera sea algo así como una de esas grandes batallas épicas en las que si ganas te haces más fuerte, y si pierdes te haces más fuerte.
Traumático por la frustración de cualquier ápice de crucialidad (¡¿¡qué narices esperan que les cuente a mis nietos!?!)

Lo realmente interesante (y lo que hace que me replantee hasta qué punto merezco acabar una carrera universitaria) es lo que ocurrió la noche de antes del examen:

A las 22.00 aún no tenía sueño. Era demasiado temprano.
Las 23.00 hubiese sido una buena hora para ir a dormir... si hubiese tenido sueño.
A las 00.00 me despedí de mis padres y ELLOS se fueron a dormir.
A la 1.00 no tenía sueño. Pero tampoco era plan de esperar sentada, yo soy una chica de acción, así que me puse el pijama y cogí un libro de Arturo Pérez-Reverte. A la 1.02 apagué la luz.
Finalmente tenía sueño, lo que se llama un sueño ligero o "sueño por compromiso", pero menos da una piedra.
Y entonces ocurrió. La historia se repetía 66 años después. Sentí su zumbido muy cerca y me tapé por completo con la sábana. Pero no podía permanecer escondida toda la noche, algo tenía que hacer. Encendí la luz. No lo veía, pero yo sabía que estaba cerca, al acecho...
Fuí a la cocina y comprobé nuestro arsenal. Sólo había un insecticida para "insectos voladores como moscas mosquitos o cucarachas...".
Volví a mi cuarto. Cualquier alto mando nazi habría quedado fascinado con mi habilidad con el gas y mi afán de exterminio. ¿Qué queréis? estaba desesperada.
Me acosté y pronto mi "sueño por compromiso" se transformó en una "somnolencia comprometedora". Me estaba mareando y tuve que airear la habitación.
Finalmente a las 2.00 pude dormir. Y a las 5.00 sonó el despertador.

Por la tarde, después del exámen, mi merecida Siesta Triunfal. Me dejé caer sobre la cama y escuché de nuevo ese sonido. Qué turbación descubrir que la asfixia con el insecticida no había sido un daño colateral, sino el fin en sí mismo. El sonido provenía de mi propia nariz.
lunes, 3 de septiembre de 2007

postheadericon Viejita

Envejezco. El paso del tiempo no perdona. Sin ir más lejos hoy en la biblioteca me temblaba el pulso y no podía controlar mi mano. Y no sólo mis ya de por sí precarias habilidades de coordinación se resienten, además estoy tensa, rígida. Los síntomas son inequívocos, el tiempo pasa y yo envejezco.

Sufro pérdidas de memoria. No recuerdo nada y el tiempo, que no se quiere dar cuenta, avanza. Avanza y no se detiene no entiendo qué narices le pasa.

¡Ayyy...! ¡qué mayor me hago y el tiempo que no para! Intento hacer memoria, pero ya estoy vieja y no recuerdo nada. Tengo la mente vacía, plano el encefalograma. Y ya no sé si la cita que tenía era con la muerte o si sólo era un exámen a las 10 de la mañana.