martes, 29 de julio de 2008

postheadericon Las rubias siempre son felices


Las rubias siempre son felices, con sus melenas doradas, algunas casi blancas.
Las rubias ríen a carcajadas o con medias sonrisas de fresa, tienen grandes las sonrisas y pequeño el corazón.
Las rubias que fuman en el coche lo hacen por aquella escena de esa peli de los setenta.
Me gusta verlas pasando muy cerca de los escaparates, mirando las olas que hace el viento en su pelo reflejado en el cristal.
Las rubias siempre son felices, y el sonido de sus risas sube en espiral, haciéndose cada vez más y más pequeño a medida que se aleja.
jueves, 10 de julio de 2008

postheadericon Ninguno de nosotros está hecho para el frío

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Me mudé de Lorca a Murcia para poder tener una casa azul. Aún no he terminado la mudanza y me tengo que volver porque La Casa Azul estaba ayer en el lugar de origen de este relato.
La Casa Azul estaba en Lorca y yo estaba saliendo del trabajo a sesenta y cinco kilómetros de una explosión pop. Salí del trabajo pitando, hice que mi bolso estallase en el coche cuando buscaba las llaves de casa a toda prisa (aún llevo un par de pintalabios bajo los asientos), rompí la barrera del sonido al atarme las deportivas y me embarqué en un maravilloso viaje de sinergias: Zurdo, Zelig, Pato y Yo (faltaron Pupé y Pitisú).

Llegamos tarde, muy tarde. Llegamos tan tarde que no había ya nadie. Seguramente lo habían suspendido y no llegamos a tiempo ni de enterarnos. Pero como oficialmente no lo sabíamos, nos quedamos a esperar, esperanzados. A esperar aunque fuese un comunicado oficial sobre la suspensión, una señal, una orden de alejamiento, algo. Parapapaaaa. Pronto desesperamos, pero nos quedamos a esperar. Permanecimos.

Tarde o temprano el Sr. Milkyway tendría que ir a recoger su maravillosa guitarra azul. Tarde o temprano aparecería. Parapapaaaaa. Cincuenta minutos después yo estaba ya en muy mal estado. Estaba, pero muy mal.

-¿Cómo? ¿a las 21.30? No, no, no... el concierto empieza a las 22.30.

Otra vez esperanza... y pronto comenzaron a llegar personas provistas de chapas y flequillos extralargos y muy poblados (¡cuánto pelo y qué extraliso!)

¡y qué bonitos son los chicos pop! con sus camisetas de colores y sus relojes swatch!

Y de repente ¡POP!

Las canciones de La Casa Azul son las únicas en las que no sólo canto la letra, sino también los coros y la música. Yeyeshubidubi yeye.

Y aunque Guille llevaba gorra y no pudimos ver su precioso cráneo perfecto, todo fue genial. Shubidubi shubidubi yeye yeye.

Un poco de magia en miércoles, como gotas de lluvia. Y Hoy todo era mejor que ayer. Ojalá tuviese una guitarra azul como la suya. Seguro que todo se ve más azul cuando la tocas.

Me gusta el azul, aunque yo no estoy hecha para el frío.

Me volví con una sonrisa y una dedicatoria de Guillem de cuatro palabras:
"Ginger, preciosa, ¡amor y pop!"