sábado, 14 de mayo de 2011

postheadericon La otra mejilla de Lorca

Por dos motivos pasará el 11 de mayo de 2011 a ser una fecha incrustada en nuestra España más profunda; las tertulias de los aperitivos del país recordarán el día con fervorosa satisfacción azulgrana o resignación blanca (dependiendo de las simpatías del respetable). Typical spanish. Y luego, en la categoría de sucesos, alguna vez se hablará de Lorca.

Las menos.

Los lorquinos sabemos lo que nos espera. La atención mediática pasará cuando hayan transcurrido unos días o cuando haya una nueva noticia. Y los lorquinos nos quedaremos solos en Lorca, solos con Lorca.
Los españoles saben lo que nos queda: un ánimo devastado y ausencia de medios para paliar el dolor de nuestras familias y para poner remiendos en las paredes de nuestra ciudad.

Nuestra ciudad. Los escombros de Lorca.

El patrimonio artístico y cultural que colmaba nuestras calles, estandarte de la lucha que tantos lorquinos han librado, intentando mantener vivas las ascuas que quedaban de lo que una vez fue un poderoso fuego que el sistema se empeñó en dejar morir.

Estaban demasiado ocupados llenando sus bolsillos.

Los lorquinos lo saben, los españoles lo saben. Lo sabemos todos desde siempre. Asumimos con naturalidad que el que administra roba y lo aceptamos. Siempre ha sido así, ya lo dice nuestro refranero “Parte Martín y deja pa ti”, y “el que parte, reparte”; todos los problemas de la España contemporánea resumidos en una frase burda y vulgar.

Qué tristeza me provoca el darme cuenta de que la peor plaga de España somos los españoles. Los que no pecamos por acción, pecamos por omisión.

¿Y ahora qué?

Ahora toca llorar por el patrimonio que hemos perdido, por las oportunidades de hacer las cosas bien que hemos dejado pasar, por nuestra gente, por Lorca. Irrecuperable Lorca.

Si el expolio no hubiese sido tanto, sería más fácil intentar enmendar la tragedia, porque tal vez habría más medios. Pero ¿cómo vamos a exigir ahora responsabilidades por un crimen del que todos hemos sido cómplices?

En Lorca sólo podemos poner la otra mejilla.

Lo que no esperaba yo es que el primer golpe en la otra mejilla nos lo iban a dar en casa. La ostentosa celebración de Liga del Barcelona ha estado desde luego fuera de lugar. Pero bueno, ellos saben que es poco el merchandising van a vender en Lorca con la que ha caído.

Otra cosa es lo que ocurre, o mejor dicho, lo que no ocurre en nuestra capital autonómica, que discurre su día a día impasible.

El jueves 12, al día siguiente del terremoto, me encontré con un montón de estudiantes puestos de punta en blanco en el campus de Espinardo; el viernes 13, me ocurrió lo mismo en la UCAM. Es época de graduaciones. Como es natural, muchos de los estudiantes de esas promociones serán de Lorca, más de uno no habrá podido asistir al acto. No se han perdido nada.

Si yo me hubiese graduado en alguno de esos actos, no habría asistido aunque hubiese podido ¿quién querría rodearse de gente tan desprovista de humanidad?

Los profesores, los compañeros de clase y hasta las propias instituciones universitarias en Murcia, desprecian la tragedia que han sufrido sus estudiantes de Lorca.

Pero es normal, porque Murcia no está rota. Y a los murcianos les pasa como a los lorquinos, que son muy españoles.

Y sé que está feo que me enfade y lo diga, pero es que yo también soy española y me consuelo pensando "más feo está lo que han hecho ellos".

¡Qué más quisiera yo que ser un poco más noble y menos mezquina! pero me van a tener que disculpar, porque soy española.