lunes, 1 de octubre de 2007
Bufanda, la gran desconocida.
Ayer estuvo lloviendo toda la noche sin parar. Me gusta la lluvia. Me gusta cómo huele y cómo suena y me gusta que haga frío cuando voy con mi bufanda. Una de las mejores cosas del invierno son las bufandas. Los guantes están bien, pero las bufandas… Las bufandas son mucho mejor. A todo el mundo le gustan las bufandas ¿o no?
Hombre, siempre habrá algún desalmado capaz de decir que no le gustan las bufandas. Hay gente para todo, de verdad. Una vez conocí a un niño que dijo que no le gustaba NADA el Gallo Claudio, incluso hay gente que afirma odiar a Pepe L’amour, pero nunca he oído decir a nadie que no le gusta el gato Silvestre. A esa clase de desalmado me refiero. El tipo de persona que diría que no le gusta Silvestre ni las bufandas.
Por supuesto el tipo en concreto era una de esos que con los años derivan en inadaptados, que se mueven por circuitos “alternativos”. O sea, por los suburbios.
Pues sí, me gustan las bufandas en invierno y las palomitas de maíz en el cine, como a la mayoría de la gente. De hecho, estoy deseando ir a ver alguna película idiota sólo para poder tomar palomitas en el cine. Porque seamos francos, en casa no es lo mismo.
Lo ideal es que al lado de tu butaca haya una libre donde puedas dejar tu chaqueta y tu bufanda.
Mi bufanda favorita es muy muy suave, pero no demasiado suave. No es de esas que te acaban por dar calor ni nada de eso. No sé si me explico, el caso es que es una bufanda genial. En serio. Si alguna vez habéis tenido la suerte de dar con vuestra media bufanda sabéis exactamente a lo que me refiero.
Sólo hay algo mejor que enroscar una bufanda alrededor de tu cuello en invierno, desenroscarla cuando llegas a casa. Es una gozada, en serio.
Hombre, siempre habrá algún desalmado capaz de decir que no le gustan las bufandas. Hay gente para todo, de verdad. Una vez conocí a un niño que dijo que no le gustaba NADA el Gallo Claudio, incluso hay gente que afirma odiar a Pepe L’amour, pero nunca he oído decir a nadie que no le gusta el gato Silvestre. A esa clase de desalmado me refiero. El tipo de persona que diría que no le gusta Silvestre ni las bufandas.
Por supuesto el tipo en concreto era una de esos que con los años derivan en inadaptados, que se mueven por circuitos “alternativos”. O sea, por los suburbios.
Pues sí, me gustan las bufandas en invierno y las palomitas de maíz en el cine, como a la mayoría de la gente. De hecho, estoy deseando ir a ver alguna película idiota sólo para poder tomar palomitas en el cine. Porque seamos francos, en casa no es lo mismo.
Lo ideal es que al lado de tu butaca haya una libre donde puedas dejar tu chaqueta y tu bufanda.
Mi bufanda favorita es muy muy suave, pero no demasiado suave. No es de esas que te acaban por dar calor ni nada de eso. No sé si me explico, el caso es que es una bufanda genial. En serio. Si alguna vez habéis tenido la suerte de dar con vuestra media bufanda sabéis exactamente a lo que me refiero.
Sólo hay algo mejor que enroscar una bufanda alrededor de tu cuello en invierno, desenroscarla cuando llegas a casa. Es una gozada, en serio.
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13 comentarios:
Tengo unas mil bufandas. Muchas de ellas no me gustan, pero me da cosa tirarlas, porque son regalos. Me jode que la gente se dedique a regalar bufandas, porque son esas cosas que das cuando no sabes qué comprar a la otra persona, como si fuera un regalo comodín. A ver, tengo mil comodines, BASTA YA! no quiero más bufandas, que me sobram que ni siquiera las uso, que me dan calor! coño ya!
Una amiga las colecciona y le suele dar bastantes, que cada año, entre unas cosas y otras, me dan muchas y de las buenas, que no soy un cutre. La última que le di creo qeu era de Zegna, de cachemir o así. Pero sigo pensando que no son un buen regalo, y mucho menos para cumpleaños o navidad!
Yo siempre he sido de Pepe L'Amour!
¡¡Nunca se tienen demasiadas bufandas Nils!! jajaja.
Nils, yo nunca regalo bufandas, no me parecen un regalo comodín porque sé lo que cuesta encontrar TU bufanda. Yo la encontré, mi madre la lavó y encogió considerablemnte, cuando lo que más me gustaba era que arrastraba por el suelo...
POr cierto, a mí también me puedes regalar las bufandas que te sobren. Sobre todo si son de Zegna ;)
Veo que eres una entendida Arwen. ¡Bravo!
Claro, es que es demasiado cine de autor últimamente, y esas películas sólo se acompañan de cucuruchos de trufa blanca con reducción al Pedro Ximénez.
Me encantan las bufandas, los fulares y las chalinas, también los gorros, sobre todo los impermeables cuando lleve. Aunque supongo que este tema merecería un capítulo a parte, con los gorros sí que tienes que encontrar el tuyo.
Dan ganas de contar tu historia de amor con una bufanda...
P.D:Detesto a Pepe L'amourY a los que detestan a Silvestre, el pobre
Ay anónimo, idea me has dado, que me encantan los sombreros y gorros...Lo mismo hago entrada con eso...
Bufandas, bufandas...!donde esté un buen "verdugo" de esos que nos ponían nuestras santas madres para ir al colegio!!!! Eso sí que era moda que parecíamos todos el Enmascarado de Plata!
En fin, lo reconozco, soy un inadaptado. Nunca fuí el ojito derecho de la maestra, ni el nieto preferido de mi abuela. Ni siquiera el amo preferido de mi mascota!
OK, Arwen, la próxima de Zegna, que me temo que caerá de nuevo estas navidades, para ti :)
���Qu� es esto!?! �Tr�fico de bufandas en mi blog? Eso va en contra de cualquier dictado �tico, moral, psicolog�co, l�gico, zool�gico. �Qu� falta de consideraci�n!
Andaaa... ap�ntame a m� tambi�n en tu lista de reubicaci�n de bufandas... por fi...
Ginger, si es que soy yo muy hábil y ágil pidiendo...
Por cierto, Nils, que ya te mandaré mail con dirección y demás, tú sabes... Eres un solete, aunque no me llegue nunca una bufanda.