miércoles, 21 de marzo de 2007

postheadericon Una de piratas

-¡QUE CAMINE POR LA TABLA!

Una fuerza descontrolada la movía, tiraba de su brazo como si quisiera arrancárselo del cuerpo. Arrastrándola y abriéndole paso entre una marea de pieles morenas cubiertas de sudor y cicatrices, entre un estruendo de voces y risotadas graves y vacías. Y de repente el silencio y un fuerte olor a salitre que traía el frío viento.

Ataron con fuerza sus manos a su espalda con una cuerda húmeda y áspera que arañaba su piel y su ánimo. Porque aunque todos morimos, pocos son los que enfrentan sanos, limpios y cuerdos la certeza de su muerte.

12 comentarios:

Francisco José Najarro Lanchazo dijo...

La muerte no existe y menos la de uno mismo, las de los demás...

Ginger dijo...

¡Qué afirmación tan temeraria Poeta Menor! Es casi como decir que no existe la vida.

Pero yo no hablo de la Muerte, sino de la certeza de una muerte inminente.

Francisco José Najarro Lanchazo dijo...

Jajaja, entonces diré que la certeza de una muerte inminente no existe,
http://loquecuentanmishermanas.blogspot.com/2007/01/nociones-demasiado-bsicas-sobre-la.html

mira hace tiempo escribí esto, es una tontería, pero bueno, tiene que ver con la muerte.

Ángel dijo...

Pocos son los que enfrentan -enfrentamos- sanos y limpios la certeza de su -nuestra- vida. Cuánto menos la certera incertidumbre de su -nuestra- muerte.

Stepario dijo...

Mientras algunos os deleitáis en hablar de su -vuestra- muerte, otros nos afanamos para postergar en lo posible su inminencia.

Anónimo dijo...

La ilusión de la prórroga de la inminencia...

José Manuel Díez dijo...

Me gusta tu estilo Ginger. Y (a colación con el post anterior), tu ciudad, Lorca.

A lo mejor me animo esta semana santa...

Saludos desde Badajoz.

José Manuel

Ginger dijo...

¡Gracias! a mí también me gusta mucho tu estilo.

¡Qué casualidad! Acabo de escribirte un comentario en tu blog.
Serás por supuesto, bien recibido en esta ciudad, aunque te aseguro que la experiencia no será comparable en punto alguno a tu viaje al Tibet.

Anónimo dijo...

Me gusta mucho tu reflexion sobre la muerte,.la verdad es que a veces cuando leo algo asi......lo siento en mi boca como si de un caramelo se tratase. Y asi me ha pasado al leerte. Bueno de verdad... pero muy de verdad.

Ángel dijo...

Créeme, Ginger, cuando leo algo así, yo también lo siento.

Lo siento muchísimo.

:mrgreen:

Anónimo dijo...

Muy señor mío:

Sepa ud. que Ginger tiene uno de los novios más celosos y posesivos que existen sobre la faz de la Tierra, sobre la faz del Cielo y sobre la faz que hay entre esas dos (la interfaz).

En consecuencia, le compelo a moderarse o tendré que enviarle a mis padrinos, a mis madrinas y a un tío abuelo para que le conduzcan al campo del honor. El singular duelo será a primera sangre, a segunda parte, a tercer intento, a cuarto oscuro, a quinto elemento, a sexto sentido, a séptimo de caballería, a octavo de final, a novena sinfonía o a décimo premiado.

A su elección lo dejo.

Ginger dijo...

¿Hablan de la misma Ginger? ¡Caramba! me muero por conocerla, a ella y a su novio.