martes, 22 de mayo de 2007

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Tanto había escuchado sobre el abismo que su curiosidad despertó.

Con tan mala suerte que olvidó su incapacidad para desandar lo andado y empezó a caminar. Y ya nunca pudo regresar del solitario borde.

5 comentarios:

Francisco José Najarro Lanchazo dijo...

Me gusta :). Besos.

Isabel Sira dijo...

Los abismos hay que tenerlos presentes para no tirarse por ellos.

Lena yau dijo...

Muy bueno, Ginger!

cariños!

Anónimo dijo...

Lo que no queda nada claro es quién es el solitario borde.

Leon dijo...

El ensayo sobre la ceguera es buenisimo, una novela pero con sentido, es dificil encontrarlas, pero ya que las tienes son increibles, ja ja ja el abismo es solitario, pero en el borde nada mas, aquellos que deciden andar mas alla descubren que el mundo se abre al final del camino, el que retrocede perece en el pasado, en el olvido, el que se detiene se pierde en la monotonia y la soledad, y el que avanza descubre, sea bueno o malo pero devela el destino...
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