viernes, 13 de julio de 2007

postheadericon Supersticiones

No es algo de lo que me guste presumir. Nada de lo que pueda enorgullecerme. Pero no me queda otra opción. Están ahí. A la vuelta de la esquina. En mi propia casa. Me persiguen, se ocultan, intentan destruirme. Las supersticiones forman parte de mi vida y yo bailo según el compás que marcan.
La gente con estrella puede permitirse pasar de ellas. La gente como yo prefiere no torcer más las cosas.
Los dados literalmente obedecen a mi hermano (pero literalmente). Lo imposible es probable a su lado. El azar lo puede todo y está de su parte.

Lo mío es otra cosa, soy gafe. Soy gafe y ya me he resignado. La mejor forma de superarlo es un con una sonrisa, pero eso no quita que sea un fastidio.
Una vez rompí un espejo en martes 13 (que ya es mala suerte, oye). Eso son 7 años mínimo. Bajé a la cocina del colegio mayor y le pedí una manzanilla a la cocinera. La pobre se preocupó por mí. Yo también estaba preocupada por mí. Lo que ella no sabía es que el asunto era bastante más grave que un simple dolor de barriga. Mientras la preparaba hice el ritual de desintoxicación con un salero. Fué ridículo, pero estaba lo que se dice entre el salero y la mala suerte.
En un examen de ocho temas estudié siete y de cinco preguntas tres eran del único tema que no había mirado. La asignatura en cuestión, Derecho Financiero y Tributario II ha pasado a mi lista de cosas pendientes, y sube puestos peligrosamente a medida que se acerca septiembre.

Extremo la precaución en todo lo que hago, esquivo gatos negros y obras, llevo amuletos, cierro tijeras cuidadosamente y jamás leo el horóscopo antes de un exámen por si no me gusta lo que pone.

De manera que casi me tienen que poner oxígeno cuando un amigo cogió mi bola negra de billar y le preguntó si Ginger iba a aprobar en septiembre Derecho Financiero y Tributario II. Me puse tensa y nerviosa, temiendo una predicción de lo peor. Finalmente la bola sentenció: "absolutely". Y esta noche he dormido un poco más tranquila.

Aunque para la próxima vez procuraré que la bola negra no esté a la vista de ninguna visita. Porque la gente se toma esas cosas demasiado a la ligera, y no sabe que hay cosas que es mejor no preguntar.

4 comentarios:

Ángel dijo...

Los buenos amigos suelen abusar de las mentiras piadosas.

Los malos amigos son crueles al advertirlo a las personas supersticiosas.

Lena yau dijo...

JAJAJAJA!

"Yo también estaba preocupada por mí..." !Qué bueno! Y lo de la desintoxicación del salero, jajaja, me he reído mucho!
No entiendo a las personas supersticiosas pero siempre me hacen reir!

besitos

Ginger dijo...

Supersticiosos. Tragicomedia de la incomprensión.

Isabel Sira dijo...

Yo soy supersticiosa con cosas propias, lo normal que hace temblar a los supersticiosos me da igual, tengo bastante con mis propias paranoias.